Y……¿porqué te quiero Moquegua?...........
¡Tú sabes cómo y de qué manera te quiero,……por lo que eres ahora, por los que fuiste ayer…. y por lo puedes ser mañana!
Te quise de siempre y aprendí a quererte mucho más al marchar juntas mi vida y la de Vittorio, tu hijo inolvidable, que te amó sin medida.
Eres y serás para mí la joya más preciosa, te llevo muy dentro, estas en mi sangre, en cada latido de mi corazón, como también en todos los instantes de mi dolida soledad.
¡Te quiero Moquegua!, porque soy feliz de llamarme hija tuya…porque los que pudieron vivir en tiempo pre-histórico y colonial, y los que hoy habitamos y hemos nacido en tu suelo, somos testigos del impresionante paisaje natural, dueño de mil historias que contar sobre épocas que se pierden en el tiempo.
¡Te quiero Moquegua!, por ese tu cielo siempre azul, tu hermosa campiña, con flora de variados colores y matices, tu fauna de alegres y hermosos ejemplares.
¡Te quiero Moquegua!….Por tu valle de hermosura incomparable, con toda una gama de verdor…ayer residencia y cobijo de distinguidas familias, en sus señoriales haciendas…hoy aposento del campesino, sencillo y trabajador, que vive enamorado de sus chacras hermosas y bellas, regadas por el sorprendente río, y las aguas de “Pasto grande” que cantarinamente discurren en los encementados canales de este tiempo.
¡Te quiero Moquegua!,… porque en cada hijo tuyo se mantiene intacto el recuerdo tus glorias y luchas pasadas…y hoy vas levantándote ante la ola del progreso y modernismo, como queriendo hacer realidad el reto de “volverás a ser lo que fuiste ayer”…..y por que sé que eres como “el ave que posándose en la rama más frágil de un árbol, no temes caer, porque sabe que tiene alas y podrá volar muy alto”.
¡Y también te quiero Moquegua!, de las mil maneras que todos te queremos:…..unos te escriben poesías sin ser poetas, cantan tus glorias y virtudes sin ser cantores y van hilvanando tu historia sin ser historiadores…..y todo ello sólo por ser moqueguanos, y porque te amamos sin dobleces y con sincera entrega.
Y así amándote, creyendo en ti, luchando por ti, viviendo por ti, serás por siempre la Moquegua de mis amores.
Moquegua noviembre de 1993.
Sentirse atrapados por el encanto de la primavera, es sentir que ese efluvio renovador nos envuelve en un halo de misteriosa felicidad, invade cautelosamente, cual embrujo acariciante, volviéndonos soñadores y fuertes, con ansias de vivir intensamente.
