jueves, 24 de marzo de 2011

EL PASADO, PRESENTE EN EL FUTURO DE MOQUEGUA

Recuerdos del ayer

Por: Piedad Rivera de Badoino.


Rescatar y recuperar nuestro legado del pasado es deber y es justicia. Adentrándonos en lo que fue Moquegua, es sentimiento y es emoción, porque ello es y será el patrimonio histórico y cultural que nos pertenece y nos engrandece.

Historiadores, cronistas, poetas y aficionados con sus inspiraciones de grandes moqueguanos, han perpetuado el pasado glorioso de esta tierra, que como invalorable tesoro heredado, es el complemento de lo tradicional con lo moderno. Ello nos permite centrarnos en el maravilloso ayer y revivir semblanzas, tradiciones y costumbres transmitidas, que le dan a Moquegua ese atractivo peculiar, relevando su identidad de su pueblo altivo, soberano con mucha historia.

Como no recordar a la añeja ciudad de calles angostas y empinadas, que al conjuro orquestado de escobas en manos femeninas, lucían siempre limpias y bellas, siendo el marco digno de casas con sus típicos mojinetes y casonas al estilo colonial, reliquias valiosas que guardaban la vida de seres con triunfos y glorias, como así de ilusiones y desvelos.

A pesar de infortunios y tragedias, en Moquegua “persisten las huellas del pasado” (atractivo slogan). ¿No es acaso meritorio sentirnos ricos con lo que aún contamos?. La gastronomía tradicional y muy propia, con gran preferencia nuestra y de visitantes: “la cacharrada”, “el cuy frito”, típicos exponentes, sabrosos e inigualables. La pastelería y dulcería que conservan el dulzor y prestancia de otrora: “el alfajor de Penco”, “los dulcecitos” con nombres amorosos, con reservadas recetas; “el pan de Torata” merece un espacio especial; antiguamente llegaba muy temprano desde la atractiva Torata, en “mansas burras” con “cerones”, esperados ansiosamente para los mañaneros desayunos. Hoy se elaboran también en Moquegua (artesanalmente) y quienes llegan a nuestra ciudad y al degustarlo, nos regalan sentidos elogios. A decir de Dean Valdivia era el mejor pan del mundo.
La Iglesia Santo Domingo (hoy Co-catedral), bellamente restaurada, y nuestra Patrona Espiritual “Santa Fortunata”, cuyos restos auténticos son la mayor gloria heredada.
Los licores de gran variedad, vinos, piscos y macerados elaborados con avanzada tecnología, producidos en recuperadas y modernas bodegas, nos hacen exclamar: “Que hemos ganado la batalla”. Su fama y exquisitez es ya conocida mundialmente.

El pasado esta presente en el futuro de Moquegua y en esta oportunidad quiero referirme a las Casonas, que desafiando al tiempo son mudos testigos de la opulencia que vivió Moquegua, ellas dieron fisonomía original y siempre despertaron admiración y respeto; hoy las pocas que aun quedan, esperan pacientemente atención de las autoridades y de sus propietarios o herederos, lamentablemente dada la inoperancia en que se las tiene, han dado lugar a romper despiadadamente su armonía y cercenarlas sin ningún criterio.

Sin embargo vale destacar la casa de los Chocano, ubicada en un ángulo de la Plaza Mayor, con hermosa fachada de piedra y un elegante portón; es una casa bellamente conservada y restaurada con inmensos sacrificios por la férrea constancia y moqueguanismo de su actual propietaria Sra. Teresa Delgado de Podestá, se le conoce como “La posada”, hoy es una verdadera joya de gran valor que causa la expectativa y admiración de propios y extraños.
Esta bella reliquia arquitectónica, es de un solo piso con patios alegres y floridos, con patillos en los corredores, con distribución de habitaciones alrededor del patio. Es probable que haya existido un oratorio y al fondo (hoy un pequeño jardín) la cocina, las caballerizas y el aposento de la servidumbre.

Para la Sra. Teresa nada ha sido fácil, y pacientemente con inmenso amor y gratitud por lo nuestro, sin ninguna ayuda, ha llenado y decorado todos los ambientes, convenientemente restaurados, con muebles, joyas y enseres de épocas pasadas, armoniosamente y bien ubicadas con recuerdos del ayer, a decir verdad es única y muy valiosa.

A los moqueguanos nos llena de orgullo contar con esta bella Casona y es ya el gran potencial turístico, al que las autoridades deben brindar merecido apoyo.
Sería un gran reto aspirar a que los habitantes de Moquegua, especialmente la juventud, conozcan todas las bondades que encierra nuestro pasado y junto a todas las autoridades trabajar para rescatar el Centro de la ciudad. Nuestra existencia lo necesita y nuestros corazones así lo reclaman.

Moquegua, octubre del 2006.

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